Danzar a pesar de todo

No es fácil.

No lo ha sido nunca. Elegir el camino de la danza oriental y el Bollywood en una ciudad donde aún se desconoce, se subestima o directamente se rechaza, es un acto de amor, pero también de resistencia.

Soy profesora. Pero antes que eso, soy una mujer que ha aprendido a levantarse cada vez que una puerta se ha cerrado. Porque sí, muchas se han cerrado. Porque esta danza —que transforma, que sana, que empodera— a veces es mirada con prejuicio, con ignorancia o simplemente con desinterés. ¿Por qué? Porque no entra dentro de los moldes, porque no es “mainstream”, porque no vende como otros espectáculos.

Y sin embargo, sigo.

Sigo porque cuando veo a mis alumnas brillar en el escenario, sé que estoy haciendo algo hermoso. Algo que vale. Que transforma sus cuerpos, sus emociones, su autoestima. Sigo porque la danza del vientre y el Bollywood no son solo movimientos: son lenguajes del alma. Son historias contadas desde las caderas, desde los ojos, desde la piel. Y yo no voy a permitir que se apague ese idioma.

A veces dan ganas de gritar: ¿Dónde está el apoyo real? ¿Dónde están los escenarios que prometen y no cumplen? ¿Dónde están los espacios que dicen apostar por la cultura, pero solo lo hacen cuando les conviene? Esta lucha es real. No solo se baila con el cuerpo, también con el alma herida, con las ganas intactas, con el corazón cansado pero valiente.

Aun así, no me rindo. Porque soy una guerrera.

Y como toda guerrera, he aprendido que la batalla no es contra los que no entienden, sino a favor de lo que amo. Por eso lucho cada día por mostrar la belleza de mis alumnas, por llevar la danza a lugares donde nunca ha estado, por sembrar semillitas de luz aunque no siempre vea florecer.

Esta no es solo mi historia. Es la historia de todas las mujeres que, con monedas en la cadera y los pies descalzos, llevan fuego en el corazón y deciden bailar aunque nadie mire. Deciden seguir, aunque no haya aplausos. Deciden brillar, aunque no les den focos.

Porque cuando una mujer baila, despierta a todas las que un día se olvidaron de soñar.